“EL PODER DEL GRAN PODER”
A
MODO DE ANTECEDENTE.
La festividad del señor Jesús del Gran Poder es
tradicional y costumbrista de la ciudad de La Paz, tiene su origen en la populosa Zona del Gran Poder, conocida como el barrio de Ch’ijini y que se
celebra con una extraordinaria demostración folclórica en honor de la imagen
que se venera en el Templo de la Calle Antonio Gallardo.
Antiguamente la devoción a la imagen, del Señor
del Gran Poder, era muy grande en el pueblo Paceño, los días viernes de
cada semana acudían al templo desde las diferentes Zonas de la Ciudad de La Paz
para recibir las bendiciones y milagros.
El 12 de mayo de 1974 se creó la Asociación
de Conjuntos Folclóricos, hoy aglutina los principales grupos de danzas de
La Paz y las más representativas de otros lugares de Bolivia. Con este hecho,
la fiesta del Gran Poder adquiere ribetes nacionales.
Según el profesor José Llanos, si bien la entrada
del Gran Poder ha sufrido cambios a lo largo de los años, los aspectos
folclóricos se han mantenido a lo largo del tiempo, convirtiéndose en una
fiesta nacional.
ANÁLISIS.
La festividad del Señor del Gran Poder, es una
realidad en todo lo que las noticias nos dicen, que se mueven millones de
dólares, sí; que se gasta miles de dólares por bailar a nombre de la fé, sí;
que genera mano de obra directa e indirectamente para miles, sí; pero… será que
también para demostrar que se tiene poder económico, social y cultural baila,
principalmente la juventud?
No todo se disuelve de igual manera en la polifonía
de significados. Los aymaras viven su cultura urbana a pesar de las
discriminaciones que tiene lo aymara. Estos códigos culturales (acumulación de
experiencias, saberes incorporados) que se reproducen y transforman en
prácticas urbanas, que se potencian y desarrollan de modo nuevo frente a la
necesidad de sobrevivir en condiciones de exclusión social y cultural terminan
imponiéndose a pesar de las agresivas olas de la globalización.
La Fiesta del Gran Poder es el escenario donde se
expresan tanto los procesos de modernización y de globalización como los de
reivindicación étnica, actúa como el «lugar» donde se viabiliza una sumatoria
de identidades en la que intervienen los relatos y las representaciones de los
sujetos sociales. Desde diferentes miradas, diferentes varias ciudades aparecen
en el imaginario social y dan cuenta de una estética urbana, síntesis de esta
«mixturación» de prácticas y representaciones.
Podríamos pensar que, a través de la fiesta, se
intenta transformar la percepción de esta realidad, mediante la búsqueda de
nuevos marcos de referencia que les permitan identificarse como aimaras en la
ciudad de La Paz, de modo de ir superando los procesos de subalternización, de
segregación, de marginación, de desprecio que proviene de las elites dominantes.
A partir de los diversos
posicionamientos sociales que establecen los aymaras urbanos se construyen
sistemas clasificatorios que marcarán las fronteras de cada sector, las que no
quedarán fijadas, sino que serán manipuladas según los intereses de este grupo
social en momentos determinados.
Más allá de lo folklórico,
se observa los aspectos sociales, las formas de distinción que establecen estos
grupos, sus formas de reproducción social y las estrategias que elaboran para
consolidarse como el nuevo grupo social que comienza a ascender socialmente y a
constituirse en la «nueva burguesía chola», con características
generacionalmente distintas a las de la generación de la década de los setenta
y ochenta, dándole nueva vitalidad y un polifacético sentido social.
CONCLUSIÓN.
Por ello, en la Fiesta del Gran Poder lo que más
se busca a nivel cultural es demostrar el «poder» no sólo económico sino
simbólico y el ámbito más propicio es la morenada, danza que en la actualidad
tiene la categoría de «pesada», no sólo por las características de la danza
sino por el fuerte gasto económico que supone y el prestigio social que
implica.