viernes, 8 de agosto de 2014

EL PODER DEL GRAN PODER


“EL PODER DEL GRAN PODER”


A MODO DE ANTECEDENTE.
La festividad del señor Jesús del Gran Poder es tradicional y costumbrista de la ciudad de La Paz, tiene su origen en la populosa Zona del Gran Poder, conocida como el barrio de Ch’ijini y que se celebra con una extraordinaria demostración folclórica en honor de la imagen que se venera en el Templo de la Calle Antonio Gallardo.
Antiguamente la devoción a la imagen, del Señor del Gran Poder, era muy grande en el pueblo Paceño, los días viernes de cada semana acudían al templo desde las diferentes Zonas de la Ciudad de La Paz para recibir las bendiciones y milagros.
El 12 de mayo de 1974 se creó la Asociación de Conjuntos Folclóricos, hoy aglutina los principales grupos de danzas de La Paz y las más representativas de otros lugares de Bolivia. Con este hecho, la fiesta del Gran Poder adquiere ribetes nacionales.
Según el profesor José Llanos, si bien la entrada del Gran Poder ha sufrido cambios a lo largo de los años, los aspectos folclóricos se han mantenido a lo largo del tiempo, convirtiéndose en una fiesta nacional.

ANÁLISIS.
La festividad del Señor del Gran Poder, es una realidad en todo lo que las noticias nos dicen, que se mueven millones de dólares, sí; que se gasta miles de dólares por bailar a nombre de la fé, sí; que genera mano de obra directa e indirectamente para miles, sí; pero… será que también para demostrar que se tiene poder económico, social y cultural baila, principalmente la juventud?
No todo se disuelve de igual manera en la polifonía de significados. Los aymaras viven su cultura urbana a pesar de las discriminaciones que tiene lo aymara. Estos códigos culturales (acumulación de experiencias, saberes incorporados) que se reproducen y transforman en prácticas urbanas, que se poten­cian y desarrollan de modo nuevo frente a la necesidad de sobrevivir en condiciones de exclusión social y cultural terminan imponiéndose a pesar de las agresivas olas de la globalización.
La Fiesta del Gran Poder es el escenario donde se expresan tanto los procesos de modernización y de globalización como los de reivindicación étnica, actúa como el «lugar» donde se viabiliza una sumatoria de identidades en la que intervienen los relatos y las representaciones de los sujetos sociales. Desde diferentes miradas, diferentes varias ciudades aparecen en el imaginario social y dan cuenta de una estética urbana, síntesis de esta «mixturación» de prácticas y representaciones.
Podríamos pensar que, a través de la fiesta, se intenta transformar la percepción de esta realidad, mediante la búsqueda de nuevos marcos de referencia que les permitan identificarse como aimaras en la ciudad de La Paz, de modo de ir superando los procesos de subalternización, de segregación, de marginación, de desprecio que proviene de las elites dominantes.
A partir de los diversos posicionamientos sociales que establecen los aymaras urbanos se construyen sistemas clasificatorios que marcarán las fronteras de cada sector, las que no quedarán fijadas, sino que serán manipuladas según los intereses de este grupo social en momentos determinados.
Más allá de lo folklórico, se observa los aspectos sociales, las formas de distinción que establecen estos grupos, sus formas de reproducción social y las estrategias que elaboran para consolidarse como el nuevo grupo social que comienza a ascender socialmente y a constituirse en la «nueva burguesía chola», con características generacionalmente distintas a las de la generación de la década de los setenta y ochen­ta, dándole nueva vitalidad y un polifacético sentido social.

CONCLUSIÓN.
Por ello, en la Fiesta del Gran Poder lo que más se busca a nivel cultural es demostrar el «poder» no sólo económico sino simbólico y el ámbito más propicio es la morenada, danza que en la actualidad tiene la categoría de «pesada», no sólo por las características de la danza sino por el fuerte gasto económico que supone y el prestigio social que implica.

Bibliografía

 Instituto de Investigaciones Sociales – IVIS. Bolivia

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